El dato de julio fue festejado tanto en la Casa Rosada como en el Palacio de Hacienda. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) cerró en un 4%, medido por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), casi en coincidencia con los pronósticos de los analistas y de las consultoras que participan en el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), el reporte mensual que elabora el Banco Central.
En la calle, el pulso del consumidor señala que hay una relativa calma en las góndolas y en los almacenes (el rubro Alimentos y Bebidas se mueve a menor ritmo que el promedio del año pasado) aunque los incrementos son puntuales, por cuestiones estacionales. De todas maneras, la recesión no les ha permitido a los comerciantes repuntar el nivel de ventas, en un poder adquisitivo de la sociedad que se recupera lentamente.
“Argentina está encaminada a tener una inflación sustancialmente más baja, incluso a la de julio. Con la baja del impuesto PAIS, las cámaras empresariales se han comprometido a bajar precios y es otra forma de trabajar juntos y tener conciencia de país”, dijo el ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo, ante un auditorio empresarial convocado por la Bolsa de Comercio de Córdoba. “Este no es un gobierno que está prometiendo, es un Gobierno que está haciendo”, enfatizó en su mensaje en tierras mediterráneas.
La inflación de julio fue 4%, la más baja no solo del año, sino desde enero de 2022. En tanto, la nominalidad acumuló 87% en 7 meses, mientras que la medición interanual fue de 263,4%. Ahora bien, los precios de los bienes parecen converger a la marcha del dólar oficial. Pero los servicios cuentan una historia diferente, ¿estamos frente a un piso inercial?, plantea GMA Capital.
La inflación en Servicios (6,4%) se destacó en julio, y le sacó varios puntos de diferencia a la Bienes (3,2%). En cuanto a las categorías, Estacionales se recalentó 5,1%, mientras que Regulados creció 4,3%. La inflación núcleo, que excluye Regulados y Estacionales, registró 3,8%, acelerando la cifra frente al 3,7% del mes pasado.
GMA observa que los precios de los bienes parecen converger más rápidamente hacia la marcha del dólar oficial. Pero los servicios cuentan una historia diferente, más relacionada con lo que en la literatura se conoce como precios “pegajosos” (sticky prices). Este concepto se refiere a la resistencia de los precios a ajustarse rápidamente a los cambios en la oferta y la demanda.
Esta rigidez en los precios puede ocurrir por varias razones. Entre las más relevantes encontramos contratos e indexación, “costos de menú”, expectativas y comportamiento de los consumidores, y regulaciones gubernamentales. Además de estos aspectos ampliamente estudiados en economía, podría esperarse una nueva fuente de rigidez futura: nuevos ajustes sobre aquellas partidas que aún se encuentran atrasadas con respecto a la inflación general. “En agosto veremos cómo impactan las subas en tarifas al transporte sumado a los aumentos en los servicios de luz y gas en promedio de un 4%”, indica GMA en su diagnóstico.
Sector de servicios
La inercia inflacionaria del sector de servicios es insoslayable, advierte el economista Nery Persichini. El piso parece haber llegado. “En las dos primeras semanas de agosto, el indicador de alta frecuencia de Alphacast, estimó un incremento de 3,8% y 0,7%, respectivamente, para el índice de regulados. Tomando el promedio de las últimas cuatro semanas, vemos un de crecimiento de 4,8%, un número que corrobora la idea de aceleración”, detalla el consultor. En tanto, la inflación núcleo también se aceleró. Marcó 1,3% en la semana, acumulando 2,4% a mitad de agosto. Es este indicador, precisamente, que observa el Gobierno y que ha fijado como meta para salir del esquema de inflación elevada. La gestión del presidente, Javier Milei, aspira a que, al menos, hacia el cierre del año, las variables de precios se muevan al ritmo del “crawling peg”, es decir, a una devaluación progresiva y controlada del 2% mensual.
Para lo que resta del año, consultores esperan un sendero estable entre 3,7% y 4%. Es decir, de acuerdo con las estimaciones, el proceso de desinflación encontraría resistencias en el futuro próximo. En suma, puntualiza GMA, la desinflación es la prioridad. “Incluso al costo de perpetuar restricciones cambiarias que la historia se encargó de mostrar que no sirven para acumular dólares sostenidamente ni para fomentar la inversión, driver clave del crecimiento y de la productividad”, considera Persichini. La acumulación de reservas en el Banco Central es otra cuestión esencial en el camino hacia la salida del cepo cambiario y de la estabilización de la economía argentina.